miércoles, agosto 10, 2011

Hasta el fin de los dias

Hasta el fin de los dias muestra un mundo en el que un extraño puede convertirse de repente en el ser amado. Your kingdom come shows a world in which every perfect stranger can suddenly turn into a loved one.

Yo pasaba entonces una mas de mis periódicas etapas- de tristeza en los ojos y un aire de soledad las denominé entonces, no encuentro mejor forma para describir este estado que me aqueja con relativa frecuencia que el inglés feeling blue, pues no se trata de una tristeza convencional, sino de un periodo de calma reflexiva, profunda introspección y solamente un dejo de tristeza en el sentido latino de la palabra. Ese animo que encuentra su mejor compañía en un clima nublado y lluvioso, sentado a la orilla de un río o en la mesa de un café simplemente dejando al tiempo pasar.

Mientras el resto de la ciudad celebraba -en el sentido mas amplio de la palabra, con conciertos al aire libre, exposiciones de pintura junto a los canales y fiesta por las noches- el festival de primavera, yo intentaba sortear los días de clase en clase y llegar a la noche entre teoremas o sentando en un café acompañado del libro en turno.

Alguna tarde de lluvia y nubes decidí salir a caminar un poco por la ciudad, el clima perfecto para mi estado de animo, misery loves company. Sentado en la plaza escuchaba a lo lejos el concierto aquella tarde mientras veia la lluvia caer -con este poder hipnótico que el agua en movimiento tiene sobre mí y no logro entender del todo, el agua en movimiento, río o lluvia y su ruido y su sombra y sus olores y el olor a tierra mojada después de la lluvia que no existía entonces en Utrecht y probablemente no exista ahora, aunque estos días me baste abrir la ventana para oler la lluvia en la tierra, y pienso en el agua caer y mi espíritu sonríe un poco- y aquel día caminè mas lento para sentir la lluvia en mi cabeza y verla en los canales y la gente con paraguas cuando en realidad no hay nada como caminar bajo la lluvia para estar un poco menos triste y un poco más tranquilo.

Se acercó entonces un muchacho -chaleco verde y credencial de organizador del evento colgada del cuello- y me hizo una pregunta en holandés a la que muy a mi pesar no pude contestar mas que en inglés con un muy poco original "lo siento pero no hablo holandés". El organizador dijo que no importaba -como todos los holandeses hablaba ingles perfectamente- y me pregunto entonces si estaba interesado en participar en una obra de teatro. No tenía que preocuparme por el parlamento o por saber actuar, bastaba con estar en una de las esquinas de la plaza media hora más tarde y dedicarle otros treinta minutos a la función. Como no tenia ningún compromiso social, o un grupo de amigos al cual dejar abandonado, acepte con mucha mas curiosidad que ganas e impacientemente espere los treinta minutos necesarios antes de darle la vuelta al escenario, ir a la otra esquina de la plaza y esperar junto a la cabina gris que se me había señalado.

A la hora indicada regresó el organizador -mismo chaleco verde e identificación colgada del pecho- y me dijo que por favor me sentara en los escalones que llevaban a una puerta en la cabina, me pidió que me quitara los zapatos y calcetines y que entrara en el teatro cabina sin darme más indicaciones sobre lo que debía hacer en esta obra que me había comprometido a participar y estaba por comenzar.

En la cabina había una silla y una hielera, un ventilador y al fondo un espejo, el muchacho del chaleco verde cerró la puerta y quedé completamente a obscuras por un momento. Se encendieron entonces otras luces y con ellas entendí, al menos en parte, de que se trataba esta extraña obra de teatro en la que estaba a punto de participar. A la mitad de la cabina -que resultó ser una caja de trailer acondicionada para el espectáculo- se encontraba un vidrio que hacia también las veces de espejo dependiendo de la luz, y del otro lado del vidrio había un espacio acondicionado de manera similar al mio, una silla, ventilador y una tetera con un par de cajas de té. Además de estos accesorios del otro lado del vidrio había, por supuesto, una chica joven, tal vez un par de años mas grande que yo, de pelo castaño y ojos verdes.

Escuché entonces la voz de la chica (aunque no era ella, pues sus labios no se movían), que me contaba cosas sin un orden aparente y un tanto íntimas, el tipo de cosas que se cuentan en una primera o segunda cita. Que no le gustan sus pies y que tiene manos muy sensibles, que su cabello era un desastre pero que era suave y le gustaba la forma en que caía en sus hombros en las mañanas de primavera. Nunca supe exactamente que es lo que yo le decía, pero de vez en cuando ella me dedicaba una sonrisa. Me dijo también, como si pudiera leer mis pensamientos, lo mucho que extrañaba tener contacto humano, un simple abrazo o caricia; me sorprendió un poco cuando me confesó cuanto le molestaba que en un autobús, cuando alguien por casualidad llegaba a tocarla, en vez de hablarle, el individuo en cuestión se disculpara, rompiendo su ilusión de haber encontrado alguien que la pensara lo suficientemente interesante como para acercársele.

Ella se hizo un té -frutas del bosque si esta cansada de mi, manzanilla si aun le causo algo de curiosidad- manzanilla afortunadamente, y yo le confesé que me parecía linda con un jugo de naranja. Se atrevió a preguntarme qué pasaría si ese cuarto fuera todo lo que quedaba del mundo, ¿podría yo,que la había visto por primera vez esa tarde, aprender a amar sus ojos?, habló de un mundo perfecto donde un extraño puede convertirse de repente en el ser amado. Nos tomamos de la mano a través del cristal justo en el momento en que nos quedamos a obscuras. Me dijo entonces en palabras que aún suenan en mis oídos:

You come home late at night, you put off the alarm and just before you go to sleep, you leave the front door ajar for the burglar whom silently comes to steal your heart. Today that’s me....

Se abre entonces la puerta de la cabina, el cristal es de nuevo un espejo y a los pies de la escalera encuentro no mis zapatos sino un par de pequeñas zapatillas rojas. Veo entonces que se acerca mi compañera de función con mis zapatos y, seguro de que era inglesa -su acento la delató después de todo- le pregunto cual es su nombre. Ella me dedico una mirada de tristeza (que yo entendería poco despues) y me preguntó si no había escuchado la cinta en holandés. Entendíentonces que mientras yo había escuchado a una chica inglesa, de su lado de la cabina la voz había sido la de un muchacho holandés. Este detalle final -sabíamos que la voz que habíamos escuchado no era del otro, y eso no era problema, pero enterarnos de que no había posibilidad de que la voz no fuera la del otro o la propia rompió un poco el encanto- me trajo de vuelta al festival de primavera, el concierto y la lluvia y se encargo de cerrar ese mundo donde solo existen la cabina de trailer y un par de ojos verdes.

Regresando a mi habitación me dediqué a escribir una crónica del episodio buscando conservar todos aquellos detalles que en el momento son mágicos y con el tiempo se olvidan. De ésta crónica surgió la entrada kingdom come y una inquietud por encontrar un poco más de este teatro tan poco convencional que por treinta minutos me regalo unos ojos verdes.

Hace un par de dias encontré la pagina web de Dries Verhoeben, director de aquella puesta en escena, y en ésta un video donde se muestra parte de esta obra que ahora recuerdo. Recién me entero de que en la obra David habla por mi (lo cual puede simplemente referirse a que el David en inglés es distinto al David en español, un hecho bien conocido, y aunque en ambos casos la voz es modulada por la misma boca y expulsada por los mismos pulmones, son personas diferentes las que hablan), que al tomar jugo de naranja le confesé a los ojos verdes que a pesar de mi timidez la encontraba atractiva -I'm almost too shy to say it, but if I think you're beautiful I'll take orange juice- y recordé las atrevidas confesiones con las que me cautivó - if it's been too long I get what I call phantom pain, the insides of my arms start to itch- además de darme cuenta de que yo le había dicho lo propio -I call out for someone to help me get rid of the itch, someone who will fill the void-.

Ahora levanto la vista de esta pantalla y me doy cuenta de que el cristal de la ventana también funciona como espejo dependiendo de la luz, y que tu estas de aquel lado y yo escucho tu voz todo el tiempo aunque no seas tu la que habla. Estoy pensando en dejar algún día mis zapatos afuera, y esperar a que vengas a entregarmelos.